El hombre

Conócete entonces a ti mismo, no supongas que Dios se ocupará; 
el hombre es el objeto de un correcto estudio de la humanidad. 
Ubicado en ese istmo de un estado intermedio, un ser oscuramente sabio y groseramente grande: 
con demasiados conocimientos para el escepticismo, 
con demasiadas debilidades para el estoicismo, 
allí se balancea, vacilando entre la acción y el reposo;
sin saber si considerarse Dios o bestia; 
dudando de si cuerpo o mente preferir; 
nacido apenas para morir, y racional apenas para errar;
igualmente ignorante su razón, sea porque piensa poco o demasiado;
caos de pensamiento y pasión, todo confundido; 
aún responsable de engaños y desengaños;
creado tanto para erguirse como para caer;
gran señor de todas las cosas, y sin embargo presa de todas ellas; 
único juez de la verdad, enredado en errores interminables; 
gloria, broma y enigma del universo. 

Alexander Pope