Algún día...

Algún día, en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.

Pablo Neruda

Ecos que suenan a Gloria

Hay voces que suenan a dulzura, voces que suena a verdad y voces que gritan al cielo. Hay voces que inspiran, voces que mueven y voces que suenan a Vida…

Hay manos que rasgan el presente, manos que viven al compás de la gente y manos que tocan la clave del espíritu.

Hay pies que caminan libres, pies que marcan el ritmo y pies que saltan a tiempo. Pies incansables que se mantienen en equilibrio,  pies que aplastan dificultades y pies sin miedo a cruzar fronteras.

Hay sonrisas de complicidad, sonrisas de paz y sonrisas de gozo. Hay sonrisas que saben a juventud, sonrisas de entrega y sonrisas que no sonríen sino que ríen.

Hay voces, manos, pies y sonrisas que cantan.
Hay voces, manos, pies y sonrisas que gritan.
Hay voces, manos, pies y sonrisas que viven.
Hay voces, manos, pies y sonrisas que sienten.
Hay voces, manos, pies y sonrisas que vibran.
Hay voces, manos, pies y sonrisas que anuncian.



Aún hay ecos... Muchos ecos... 


Identifícame

     "Usted piensa que puede identificar a un hombre por su fecha de nacimiento y su dirección, su altura y el color de los ojos, incluso por sus huellas dactilares. Tal información le ayudará a poner una tarjeta adecuada sobre su cuerpo si usted tuviera que recogerlo acribillado a tiros en alguna parte, pero esto no dice nada acerca del hombre mismo. Los hombres se convierten así en objetos y no en personas. Ahora se justifica usted diciendo que hay guerra; pero la guerra es el estado natural de un mundo en el que los hombres son una serie de cuerpos numerados. La guerra es el estado que ahora alimenta su filosofía de la vida: usted necesita la guerra para creerse las cosas en las que cree. Así también, si yo tiendo a creer las mismas cosas y a estar de acuerdo con las mismas mentiras, soy igualmente parte del complejo de responsabilidades por la guerra. Si de verdad quiere identificarme, no me pregunte dónde vivo, o qué me gusta comer, o cómo me peino; pregúnteme más bien la razón por la cual vivo, en detalle, y pregúnteme qué es lo que pienso que me impide vivir."
Thomas Merton