Más allá

   "Amáis a vuestros hijos con la más honda ternura de que es capaz el humano corazón ¡Sabed amarlos!
Su porvenir os interesa tanto como ningún otro anhelo de vuestra alma ¡Sabed dirigirlos!
Os afanáis sin descanso para proporcionarles comodidades y alegría, pero eso no basta, la educación de su espíritu, no lo dudéis, debe preocuparos tanto como su vestido y su pan.
¿Los queréis felices? No hay felicidad más verdadera que la del bien: hacedlos buenos.
¿Los queréis fuertes? Primero que sean humildes.
¿Los queréis sabios? Primero que sean creyentes.
¿Los queréis ricos? Atesorad virtudes en su pecho.
¿Los queréis poderosos? Hacedlos primero caritativos."
José Gras y Granollers

El libro

     "De todos los instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones del brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y la imaginación."
(Borges)


Quietud

     La quietud no es algo que nosotros hagamos. Es ser, ser en el centro de quienes somos realmente; es algo que compartimos con el universo mismo. Este lugar de quietud en el centro es dinámico. «En el punto de quietud del mundo que gira... ahí está el baile». 
T, S. Elliot


Un mar de fueguitos

     Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
     A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
     El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

     Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos luces iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.

     Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.
  
Eduardo Galeano

Voluntad

     -Ahora, señor gobernador -respondió el mozo con muy buen donaire-, estemos en razón y vengamos al punto. Presuponga vuesa merced que me manda llevar a la cárcel y que en ella me echan grillos y cadenas, y que me meten en un calabozo, y se le ponen al alcaide graves penas si me deja salir, y que él lo cumple como se le manda; con todo esto, si yo no quiero dormir, y estarme despierto toda la noche, sin pegar pestaña, ¿será vuesa merced bastante con todo su poder para hacerme dormir, si yo no quiero?
-No, por cierto -dijo el secretario-; y el hombre ha salido con su intención.
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(Miguel de Cervantes Saavedra)



     Hay muchas cosas que el poder puede doblegar, al individuo incluso, pero nunca a la propia voluntad.

     Puede violentarse la actuación, pero no la voluntad.


Cómo le cantaré...

Dicen que mi canto es amargo,
cuentan que no hablo de Ti.
Piensan que mi fe está vacía
y mi vida teñida de gris.
Y yo renuncio a entonar melodías
que no pueda cantar con mi hermano.
Y me niego a inventar esperanzas
que no puedan tocar nuestras manos.