Para el nuevo año...


Amasar lo vivido
y saborear lo ocurrido.
Dejar correr el agua,
que continúe la corriente que baña mis pies
Saltar.
Entrar en mí
para regalar lo poco que haya.
Transplantar mis raíces,
pero sin nacer de nuevo
Desobedecer a la injusticia.
Estar ahí, sin más.
Continuar caminando,
sin prisa, pero sin pausa.
Ordenarme.
Ser nube,
soltando y recogiendo gotas nuevas.
Sin miedo a cambiar de forma.
Siempre nueva
y siempre nube.
Saber disfrutar-te.
Saber disfrutarnos.
Dar gracias
… muchas gracias.

Vidas...

"Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida."
San Agustín


Sabores de Navidad

Estaba en casa. Asomada a la ventana miraba fijamente el torreón de la Iglesia, aunque la espesa niebla conseguía difuminar todo lo que había frente a ella… Pero daba igual, había mirado tantas veces por aquella ventana…
Sostenía una taza de café entre las manos. Le encantaba tomar café cuando estaba en casa. El café que hacía su madre, claro, el recién hecho. Tomó un sorbo, saboreo el aroma… sí, el café recién molido siempre le recordaba a su madre.
Desvió la vista de la ventana… allí estaba ella, con las manos enharinadas moldeando parte de lo que luego sería la cena. También le gustaba a ella esa sensación de las manos en la harina y el olor a pan recién horneado… Esto le recordaba a su padre: sencillo (sólo cuatro ingredientes básicos), pero al que nunca podía resistirse a robarle un pellizco a escondidas.
Echó el alimento sobre el cristal, pintó una carita feliz, sonrió y la borró con la manga del jersey mientras se volvía para calentarse las manos al brasero.
Hacía tiempo que no disfrutaba de un día con tanta tranquilidad. Hoy el reloj se había relajado… tanto que se había olvidado de él. Aspiraba cada segundo intentando retener cada imagen y cada sensación en sus entrañas. Eran pocos los momentos que tenía para disfrutar del hogar, del rescoldo de la familia y quería grabar a fuego aquella estampa para cuando volviese a estar lejos.
Le encantaba volver a casa. Se sentía protegida, allí nada malo podría ocurrir. Podría asegurar que es éste el único lugar que verdaderamente la pertenecía a la vez, que ella, formaba parte de él. Allí donde siempre iba a ser esperada…
Estaba feliz, sin más… Se notaba que ya era Navidad… 

Ser joven es...

Joven es no tener rencor con el pasado; es tener ganas para estar, esperanza para creer, tiempo para disfrutar, sencillez para sentir, espontaneidad para reír, valor para cambiar, ilusión para aprender, agilidad para olvidar y fuerzas para caminar.

Joven es sentirse vivo.



Ruido

"Los habitantes de las cataratas del Niágara están tan acostumbrados al ruido que ya no se enteran"
Joan Fuster

       Hoy tienes lo que siempre soñaste y ahora no lo aprecias:
- Siempre quisiste ser universitaria... y ahora te quejas.
- Siempre quisiste ese trabajo... y ahora te aburre.
- Siempre quisiste a esa persona... y ahora no la valoras.

       ¿Eres consciente de todo lo que haces y de todo lo que pasa por tu lado cada día?
      Vivimos esperando como agua de mayo algún hecho extraordinario (fuera de lo ordinario, no maravilloso) que nos dé de qué hablar, que nos saque de la niebla por la que andamos a diario... mientras se nos escapa la vida.

       Vivimos como aquellos habitantes cercanos a las cataratas del Niágara, tan acostumbrados al ruido de los días, que no nos damos cuenta de lo que tenemos entre manos.

       ¿Hace cuánto no te levantas pensado en todo lo que te queda por disfrutar durante el día?
       Sí, disfrutar. Del desayuno que compartes con la familia, del trabajo, de los compañeros, del encuentro inesperado, de la cerveza con los amigos, de la sonrisa del niño pequeño que se te cruzó en la calle... Disfrutar, sin más, de todo.

       Aunque los demás no lo entiendan: disfruta y sonríe porque las pequeñas alegrías, por muy pequeñas que sean, ni se alquilan ni se venden.


No te rindas

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros,
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero,
porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto,
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños.
Porque cada día es un comienzo nuevo,
porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

Didáctica de la Alegría

Si la Tristeza es ya tu inquilina morosa,
échala de tu casa, pero sin altivez.
Le dirás que se lleve su catre y su baúl,
que se ponga su gorro de astracán o de lluvia
y que se vaya, en fin, a pisar hojas muertas
o a tocar los llorosos violones del hastío.


                                                                       Leopoldo Marechal




Cuestión de prioridades...

               Un experto asesor de empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes en una de sus conferencias.
          Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: 
          - ¿Cuantas piedras piensan que caben en el frasco?.
          Después de que los asistentes hicieran sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que lo llenó. Luego preguntó:
          - ¿Está lleno? 
          Todo el mundo lo miró y asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla. Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que debajan las piedras grandes. El experto sonrió con ironía y repitió:
          - ¿Está lleno? 
          Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez no. ¡Bien!. Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la grava. 
          - ¿Está lleno? preguntó de nuevo.
          ¡No!, exclamaron los asistentes. Bien, dijo, y cogió una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba. 
          - Bueno, ¿qué hemos demostrado?, preguntó.
          Alguien respondió: Que no importa lo llena que esté tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas. 
          - ¡No! concluyó el experto: lo que esta lección nos enseña es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después. ¿Cuales son las grandes piedras en tu vida?. ¿Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada?.
          Recuerda: ponlas primero. El resto encontrará su lugar. 
(Adaptación. 
Autor desconocido)


Falta de ideas...



'En las fases más avanzadas del cretinismo,
la falta de ideas se compensa
con el exceso de ideologías'
Carlos Ruiz Zafón



Responsabilidades


El hombre nace libre, responsable y sin excusas. 
(Jean Paul Sartre)            

        Desde siempre el mal ha tenido un olor inconfundible. Cada vez que causamos dolor a otra persona deliberadamente, sabemos lo que estamos haciendo. Sin embargo, los tiempos modernos están difuminando esta clara distinción que desde siempre ha venido haciendo la humanidad de lo que es el bien y el mal. Son conceptos ya desgastados… pues el mundo moderno se ha encargado de hacer de ellos cuestiones baladíes.
          Estos términos han sido abolidos por la idea de que las circunstancias son siempre las responsables de las decisiones humanas, de las acciones humanas y, sobre todo, del sufrimiento humano. Ahora la culpa es de la sociedad, de los políticos, de la globalización… ¿y dónde cabemos cada uno de nosotros en todo esto?
           Nos hemos desprendido tanto de nuestro deber de responsabilidad que hoy en día nos compadecemos a nosotros mismos diciendo que somos meros productos de nuestras culturas étnicas o que no somos más que marionetas de nuestros propios subconscientes.

            En realidad puede incluso que estas ideas no estén tan mal… cierto es que vivir así es cuanto menos, cómodo; pues no tenemos ni siquiera que molestarnos en formarnos una opinión sobre lo que nos rodean, de eso ya se encargan por nosotros. Sólo hace falta poner la televisión y dejarse llevar.

            Pero como dijo Sartre 'el hombre nace libre, responsable y sin excusas' por lo que no deberíamos refugiarnos cobardemente en este pluralismo acrítico, dejando perder lo que debería ser nuestro punto central: la aceptación de la responsabilidad individual y la capacidad de imaginar ‘al otro’ como imperativo moral.




La Belleza

          En una sonrisa; en el atardecer; en dos ancianos agarrados de la mano; en el cielo... tanto si está nublado, como si te deslumbra el Sol; en una canción; en un beso; en una flor; en el horizonte; en el paisaje; en la oscuridad; en tus ojos... y en los ojos de los demás; en el silencio; en el camino; en un amanecer; en la arena; en una tormenta; en la Luna; en un niño; en el olor a campo; en la calle; en una mirada; en una palabra... en tus palabras; en lo más sencillo...


La Belleza, búscala. 
Es lo único que merece la pena en este mundo.


Sufrimiento

        "En el sufrimiento se produce la ausencia de todo refugio. Es el hecho de estar directamente expuesto al ser. Procede de la imposibilidad de huir y de retroceder. Todo el rigor del sufrimiento consiste en esa imposibilidad de distanciamiento. Supone el hecho de estar acorralado por la vida y por el ser. En este sentido, el sufrimiento es la imposibilidad de la nada."

(El Tiempo y el Otro. Emmanuel Levinas)


El triple filtro

        En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos. 

        Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo: 

- ¿Sabes lo que escuché acerca de tu amigo? 

- Espera un minuto - replicó Sócrates. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen. Yo lo llamo el examen del triple filtro. 

- ¿Triple filtro? 

-Correcto -continuó Sócrates. Antes de que me hables sobre mi amigo, 
puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro. El primer filtro es la verdad. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto? 

- No -dijo el hombre-, realmente solo escuché sobre eso y... 

- Bien -dijo Sócrates. Entonces realmente no sabes si es cierto o no. 

- Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo? 

- No, por el contrario... 

- Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de 
que sea cierto. 

- Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la 
utilidad. ¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo? 

- No, la verdad que no.
 


- Bien -concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni 
bueno, e incluso no es útil ¿para qué querría saberlo?





Perfección


"La gente no es perfecta (excepto cuando sonríen)"

Una sonrisa puede llegar a mostrar lo mejor de cada uno. 
Dicen, incluso, que es la ventana del alma. 
Sin duda, la sonrisa es un don. 
No desaproveches la ocasión: ¡sonríe!


Vivir



"La vida es el arte de obtener suficientes conclusiones a partir de insuficientes premisas"

Samuel Butler


Hacia el Sol

"Nuestro camino no es por fáciles prados de hierba, sino que es un sendero de montaña escarpado y lleno de dificultades. Pero siempre hacia adelante, hacia arriba, hacia el Sol."

Ruth Westheimer

Difícil...

Difícil explicar lo vivido. Difícil relatar lo ocurrido. Difícil demostrar lo sentido.

Hay momentos que están hechos para ser experimentados en carne propia, pues hasta al mejor escritor le faltarían palabras para expresarlo. Momentos que a pesar de ser relatados con uno y mil detalles no se acercarían ni en una décima parte a lo que en realidad fueron.

Explosión de sensaciones, de vivencias, de encuentros, de sonrisas, de lágrimas, de afectos, de conversaciones, de emociones… Una amalgama de todo y de nada, de todos y de nadie, de ti y de Él.

Ahora, desde la distancia que otorga el tiempo, una se empeña en poner nombre a cada hecho pasado, sentido y ocurrido. Una intenta organizar cabeza y corazón como si de una despensa se tratase para que todo quede bien colocado y asentado… Pero imposible… Hay tal imbricación de emociones que al recordarlo lo único que viene a mí es una sonrisa de satisfacción y a la vez de complicidad. Una sonrisa que pone de manifiesto la magia y locura de todo este Misterio.

¿Y si hacemos la vida más fácil?

Hoy encontré esto pululando por las redes sociales:

Las personas complicamos mucho las cosas...

¿Echas de menos? Llama… ¿Quieres quedar con alguien? Invita… ¿Quieres que te comprendan? Explícate… ¿Tienes dudas? Pregunta… ¿No te gusta? Habla… ¿Te gusta? Habla más… ¿Tienes ganas? Hazlo… ¿Quieres algo? Pedirlo es la mejor manera de empezar a merecerlo…

Si el “no” ya lo tienes, sólo corres el riesgo del “sí”

La vida es una sola. ¡Vamos a ser felices!

Menos es más

Y comprobar lo bien que se puede pasar con tan poco...

Una buena ciudad y una mejor compañía

Taxonomía de la ignorancia

La psicóloga Cordelia Fine dice que el cerebro no busca la verdad, sino sobrevivir, por lo que siempre intenta construirse un mundo más agradable y benévolo:

“Vanidoso y ególatra, nuestro cerebro trata de convencerse siempre de la opción más cómoda, de la que concuerda mejor con su propia realidad. Por eso memoria e inconsciente se encargan de ajustar lo que no encaja, de cambiar lo que no gusta, de eliminar lo que duele y de ensalzar lo que agrada. De esos mismos mecanismos surge en los humanos la habilidad para caer fácilmente en estereotipos y prejuicios que, llevados al extremo, pueden conducir a tensiones y conflictos”.

Tenemos la necesidad mal alimentada de vivir con etiquetas bien cosidas que nos dejen tranquilos, sabiendo quién es quién de antemano, pues nos ahorra el trabajo paciente, contrastado y matizado de establecerlo por nosotros mismos. Pero estas clasificaciones nos despachan del conocimiento verdadero, por lo que podemos decir –como lo hacía Tusón- que son una “taxonomía de la ignorancia”

Así, sin más, pues no se basa en otro conocimiento que no sean las apariencias. Juzgar por la fachada, por las primeras impresiones, dejándonos llevar por lo primero que vemos; y todo esto ¿para qué? ¡con lo que cuesta luego desmontar esa primera idea!

Ya lo dijo Einstein:

¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio.

La edad de las posibilidades

Es posible que llueva y que escampe,
o que el sol apriete y se anhele la sombra.
Es posible que acierte una vez,
y que falle otras muchas.
Es posible que me llames y responda,
o que solo te devuelva silencio.
Es posible que te llame y te encuentre,
o que me hagas salir a buscarte.
Es posible la risa o el sollozo,
la pasión y la desgana,
el delirio y la locura,
la rutina y la sorpresa.
Posible es el hambre, y posible la hartura.
Es posible que el miedo nos congele, ateridos,
o nos empuje a bailar, frenéticos
dibujando figuras fugaces.
El amor, la muerte y la Vida… eso es seguro.

José María Rodríguez Olaizola