Ni más ni menos

"Los problemas que en algunas personas se multiplican innecesariamente, en muchas ocasiones no son fruto de la realidad sino de la inmadurez de quien los afronta. (...) Alcanzar la madurez supone haber tomado a la vida su medida, y dar a las cosas la importancia que tienen: ni más ni menos".

Miguel Ángel Martí García

Que dichosa manía tenemos de hacer “un mundo” de todo aquello que nos pasa, por simple que sea…

Problemas y dificultades hay, porque la vida es así y tontería sería decir que el mundo es siempre de color de rosa, pero ¿realmente son tan grandes cómo aparentan o cuando estamos ante esos problemas o dificultades hacemos de éstos el eje central de nuestros días?

Vivos entre excesos y nos cuesta enormemente poner en práctica el sentido de la autolimitación, nos cuesta encontrar el sentido de la justa medida.

Situarse en el correcto equilibrio entre el más y el menos, entre lo mucho y lo poco… no es fácil y tendemos a mirar con bastante relatividad y con cierta insignificancia los problemas de los demás y, en cambio, con demasiada magnitud los propios, consiguiendo acrecentar innecesariamente las dificultades, pero no porque estás tengan un don especial para multiplicarse, sino porque a menudo somos nosotros mismos los que otorgamos a sucesos insignificantes categorías desmesuradas, que ni siquiera las merecen.

Lo de los demás no es nada y lo nuestro… ¡nuestros problemas si que son grandes e importantes!

No siempre es real eso de que “al perro flaco todo se le vuelven pulgas”, a veces, “las pulgas” las ponemos nosotros, por lo que debemos aprender a mirar el presente con cierta distancia. La distancia necesaria para darnos cuenta de la verdadera importancia de cada circunstancia, de cada hecho, para saber darle a cada actitud su justa medida.

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