¡Alas!

Y lo que nos cuesta echar a volar…

El pasado nos acurruca en la certeza de lo que ya sucedió, de lo que ya pasó, de lo que sabemos que fuimos… ¿para qué cambiar el ayer seguro por el mañana incierto?

Pues para volar… para correr al compás del tiempo, para sacudirse el óxido y la carcoma, para seguir siendo lo que somos a pesar de los cambios…

¿Y si ya no somos lo que fuimos o no parecemos ser lo que éramos?

Miedo a perder la identidad, se le llama a eso… Miedo a que el sentimiento de mismidad personal se diluya por las apariencias…

Mal vamos si nuestra esencia está determinada por nuestro ropaje…

Como escribía el poeta Saint John Perse:

“Raíces, sí… pero, sobre todo, ¡alas!”

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