Casi
tres horas con el mismo CD de fondo; rodeada de lo de siempre:
unos pocos folios, esta vez en blanco; un libro que no dice nada y un post-it mal
escrito.
Las piernas ya entumecidas no te responden (¿o es que ni siquiera
tienes fuerzas para decirles que se pongan en pie?) y la cabeza aún ahogada en el
espejismo de una ilusión.
Al fin y al cabo sólo era eso…
Y
te encuentras ante la imposibilidad de la nada… sin mejor idea que quedarte ahí
durante horas…
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