¿Azar?

         El Azar. En cierta ocasión, el marido de la señora Morpurgo me dijo que en la lengua hebraica esa palabra no existe: para indicar algo que se refiere a la casualidad se ven obligados a utilizar la palabra 'azar', que es de origen árabe. Es cómico, ¿no crees? Cómico, pero también tranquilizador: donde hay Dios, no hay sitio para el azar, ni siquiera para el humilde vocablo que lo representa. Todo está ordenado y regulado desde las alturas, cada cosa que te ocurre, te ocurre porque tiene un sentido. He experimentado siempre una gran envidia por quienes abrazan esa visión del mundo sin vacilaciones, por su elección de la levedad. Por lo que a mí respecta, con toda mi buena voluntad, no he logrado hacerla mía más de un par de días seguidos; delante del horror, delante de la injusticia, siempre he retrocedido: en vez de jusrificarlos con gratitud, siempre nació en mi interior un sentimiento muy grande de rebeldía.

Susanna Tamaro


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